El marqués de Lozoya dijo que
podríamos llamar a San Millán la «Catedral de los arrabales» de Segovia.
La parroquia de San Millán abarca
hoy lo que un día fueron las de Santo Domingo de Silos, Santa Columba y la de
San Clemente, además del convento de San Francisco, los Carmelitas Calzados y
las iglesias de Sancti Spiritus, Santa Lucía, Hospital de la Encarnación y
ermita de San Roque.
San Millán, la más hermosa,
prevaleció entre todas las demás absorbiendo sus feligresías.
Es una de las iglesias más
importantes y antiguas, así como el ejemplar de mayor belleza del conjunto de
iglesias románicas que podemos encontrar en la ciudad de Segovia.
Su fábrica refleja influencia de
la arquitectura románica aragonesa, al reproducir la planta de la catedral de
Jaca a menor escala. Su construcción se llevó a cabo entre 1111 y 1126, durante
el reinado en Castilla del aragonés Alfonso I “El batallador”.
Dos persistencias aparecen como
fundamentales en el origen de la arquitectura de San Millán: el lugar sagrado y
la torre. La primera se confirma por el descubrimiento, en excavaciones
realizadas “in situ” en el pórtico norte, de una urna funeraria celtibérica que
se considera pertenece a una incineración del siglo I d.C. Junto a ella,
enterramientos de los siglos X al XVIII, que confirman que el templo se asentó
sobre estructuras preexistentes.
La otra persistencia es su torre,
resto mozárabe probablemente del siglo X, y que pertenecería a una antigua
iglesia de los moradores cristianos de la ciudad a finales del siglo XI.
DESCRIPCIÓN DE LA IGLESIA. San Millán está compuesta de
cuatro ábsides, de los que tres corresponden a las naves, y el cuarto, añadido
posterior, a la sacristía. Cuenta con tres portadas, una en cada costado, y dos
galerías de arcos porticados. Estos pórticos se añadieron tardíamente a la
fábrica principal. En ellos se aprecia el notable ritmado de las arquerías
mediante la intercalación periódica de pilastras a las que se adosan las
columnas pareadas. En las tallas de sus capiteles todavía se adivinan animales,
temas vegetales y escenas bíblicas, que tuvieron antiguamente una función de
catequesis.
En el interior de San Millán
encontramos tres amplias naves separadas por robustos pilares y columnas, con
cubiertas sencillas en sustitución de la techumbre mudéjar inicial, de la que
aún se conservan importantes fragmentos.
Los brazos del crucero se cubren
con medios cañones y el crucero con cúpula sobre trompas de estilo califal. Las
columnas y capiteles son de grandes dimensiones en comparación con el tamaño
del templo. Estos ofrecen escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, como los que
representan a los Magos camino de Belén y la Huida de Egipto. Destaca su altar
mayor, presidido por un Crucificado (s. XIII) rodeado de diez arcadas cegadas,
con la imagen de Nuestra Señora de la Piedra.
Situadas a ambos lados de las
columnas de la cabecera se encuentran unas pinturas al fresco románicas, que
representan a San Julián, Santa Basilisa y a dos Apóstoles en actitud orante.
En el lado de la Epístola la que representa a Jesucristo y a la Magdalena. Las
vidrieras de los ábsides son obra del artista segoviano Carlos Muñoz de Pablos.
Representan las figuras de San Millán, San Feliz y San Braulio, de estilo
románico, inspiradas en los marfiles de San Millán de la Cogolla. Las vidrieras
de los ábsides laterales simbolizan los distintivos de la pasión y varias
letanías a la Virgen.
Los ábsides de las naves laterales acogen dos piezas de la imaginería procesional de la Semana Santa segoviana: La Soledad al pie de la Cruz (1930) y del Santísimo Cristo en su Última Palabra (1947), donadas por el escultor segoviano Aniceto Marinas (1866-1953).
En el crucero sobresale el mural de inicios del gótico con tres temas: Jesús en la Cruz, San Cristóbal y una escena de pastoreo. Los muros de las naves lucen numerosos lienzos del siglo XVII, entre los que destacan los de Nuestra Señora la Virgen de la Fuencisla, Patrona de Segovia, San Jerónimo Penitente, el Nacimiento de Jesús, la Encarnación de Cristo (Francisco Camilo) y la Virgen del Populo. Cuentan también con las imágenes de San Roque y El Resucitado, ambas del siglo XVII.
Es de destacar el órgano barroco, construido en 1711 por el organero Manuel Pérez Molero, que se conserva en su estado primitivo, considerado como una pieza importante del tesoro musical español.
En la parte superior del muro
meridional, la figura de San Millán (s. XVII) con vestiduras episcopales,
pluvial y bonete; en la mano izquierda un libro cerrado y en la derecha el
báculo. En la parte inferior del muro una tabla de Cristo Crucificado (s. XVI)
y una pintura mural que representa la Circuncisión de Cristo, obra realizada
por el artista segoviano Diego Aguilar en 1585. Junto a ella, una pila
bautismal gótica y el altar de San Pedro, que representa en su parte superior
la Resurrección de Cristo de Cristóbal Pedril.