El coleccionismo de arte floreció durante el Renacimiento y continúa hoy en día. Habitualmente, la nobleza y los eclesiásticos eran los únicos que coleccionaban arte, y luego se impuso esta afición entre la burguesía acomodada; así ocurrió en Holanda en la época de Rembrandt. Aunque el coleccionismo se ha extendido a la clase media, la creciente inflación de precios ha restringido después el arte de primera calidad a la élite económica (empresarios, bancos) de tal modo que ni tan siquiera los aristócratas cuentan con medios suficientes para formar o mantener colecciones importantes.
Las colecciones privadas de importancia se contaron por decenas en los siglos XIX y XX, pero en su mayoría se fueron disolviendo por peripecias hereditarias o reveses económicos. Algunas se han mantenido unidas gracias a su exhibición en museos públicos, tras donación o compra. Es el caso ya citado de la
colección Thyssen y de ciertas colecciones americanas (Lehman, Kress), incorporadas en museos como el
Metropolitan Museum de Nueva York, que las exhiben en salas diferenciadas bautizadas con su nombre.
Ya en el siglo XVII existían algunas colecciones de arte, y especialmente de escultura y pintura, como esta que muestra el pintor David Teniers "El archiduque Leopoldo Guillermo en su galería".
A continuación les mostramos el exterior de algunos grandes museos del mundo.
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Centro George Pompidou - París |
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Gliptoteca de Munich |
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Museo del Hermitage |
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Isla de los museos - Berlín |
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Museo del Louvre - París |
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Museo del arte islámico - Doha |
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Museo Británico - Londres |
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Museo Guggenheim - Bilbao |
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Museo Guggemheim - Nueva York |
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Museo Soumaya - Ciudad de México |
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Galería de los Uffizi - Florencia |
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TEA, Tenerife Espacio de las Artes |
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TEA - Tenerife Espacio de las Artes |